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Chronica naturae, 5 (2015).  ISSN: 2253-6280

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Editorial

Chronica naturae, 5: 5-6 (2015)

El medio ambiente en la actual esfera política.

Desde hace un tiempo venimos observando cómo se ha definido el ambiente político y, por tanto, de gestión: corrupción, malversación, cohecho, enchufismo, falsedad, son términos que han venido emergiendo los últimos meses (sino años) en nuestras administraciones. En gran parte debido a esto, amén de otras tantas razones que quizás no haya que enumerar aquí, el escenario político se vislumbra diferente a lo que estábamos acostumbrados (al menos los más jóvenes), abriéndose nuevas formas de hacer política, empleo, sanidad, educación, cultura… pero, ¿qué pasa con el medio ambiente? El medio ambiente, entendido como los recursos naturales, es el elemento transversal que une todos los aspectos sobre los que se sustenta nuestra sociedad: la industria, las ciudades, la investigación, la construcción, el turismo, todos los motores de nuestra economía tienen como base y recurso el medio ambiente y es a él a quien deben dirigirse las mejoras y avances que se pretenden asentar o poner en marcha para cambiar la forma de ver el mundo, si de verdad se pretende un desarrollo desde un punto de vista equilibrado.

A día de hoy, ninguna de las fuerzas políticas (nuevas o históricas) apuestan firmemente por poner como bandera la protección de nuestro medio ambiente; y el hacer esto no debe verse como una reacción ecologista o radical, ¡todo lo contrario! Apostar firmemente por energías renovables garantiza empleos directos e indirectos, a medio y largo plazo, y aleja de nuestras cabezas los fantasmas de la contaminación, la emisión de gases de efecto invernadero, las prospecciones de dudosa viabilidad y los accidentes relacionados con fuentes de energía más “competitivas”. El turismo salvaje o concentrado, basado en el low cost pero con todas las necesidades (y más) cubiertas solo trae desolación a las zonas afectadas, que quedan exhaustas tras la época estival. Además de acarrear problemas ambientales derivados de ese uso desmesurado de los recursos, cuyos efectos tardan en mitigarse; en cambio, políticas activas de turismo sostenible y dinámico, promoviendo actividades de ocio sanas y en contacto con la naturaleza, de la cual debemos estar orgullosos, favorecen el desarrollo de actividades empresariales específicas que, per se, cuidan de los recursos que explotan y generan un sentimiento de protección y mantenimiento a quien lo recibe o disfruta. Asimismo, esta visión dinámica puede adaptarse a los diferentes recursos que existen en cada zona, no limitándose a los “socialmente demandados”. Por supuesto, este cambio no pasa por un aumento de los kilómetros de costa urbanizados; otro cambio de tuerca sería valorar el posible desmantelamiento de equipamientos y construcciones en desuso o fuera de la legalidad, algo que daría mucho trabajo a constructores y albañiles (volviéndose ahora deconstructores).

Respecto a la industria y la agricultura, dos de los grandes ejes de nuestra economía, se nos ocurre que, antes de que se nos sea impuesto por esferas superiores, deberíamos poder actualizar procesos, sistemas y producciones para que el medio ambiente no sea solo el origen y reservorio sino el eje sobre el que gira la actividad: disminución de residuos, reutilización de productos secundarios, mejor gestión del agua, proyectos de recuperación de antiguos usos, incluso compatibilización con la biodiversidad podrían ser algunos cambios de ¿obligado? (mejor recomendado) cumplimiento para los productores; con un buen plan integral de mejora quizás hasta este cambio podría ser entendido como beneficioso, por parte de los propios empresarios (por poner un ejemplo, ¿alguien ha calculado cuánto se ahorran las grandes superficies en bolsas desde que estas no se regalan?, una medida que seguro está teniendo grandes efectos positivos sobre espacios y especies, aunque esto sea difícilmente cuantificable).

Investigación. Qué decir de la investigación. Es algo que se ve y escucha en los medios pero que nuestro propio equipo editorial puede corroborar: investigadores que tienen que irse porque no pueden desarrollar su leiv motive: si alguno conoce a algún investigador/a de verdad sabrá que no parará hasta desarrollar sus conocimientos que tantos años y uso de su tiempo le ha costado. Es lamentable que, como explicaba recientemente una investigadora antes de tomar su vuelo a un centro de investigación extranjero “la paradoja es que el Estado ha invertido años y dinero en formarte para luego dejarte ir a que produzcas a otro país.” Irracional.

Con este editorial solo queremos hacer ver a políticos y gestores que el medio ambiente no es una moda ni una tendencia, es nuestro principal valor y recurso.


Comité editorial de Chronica naturae. Abril de 2015.